21 de octubre de 2013

Bienvenida a ENaMaCTI a la generación 1969-1973

Por: Alberto Muciño Camacho


La bienvenida a ENaMaCTI,a la  generación 1969-1973,consistió de tres eventos:novatada,cooperación y fiesta.


Novatada

Normalmente las novatadas son algo que algunos quisiéramos que no ocurrieran. Sin embargo, estas son vivencias, que con los años,  se recuerdan con mucho cariño. Recuerdo que en el primer año, cuando fue nuestra novatada estábamos en clase de dibujo técnico y el maestro –que seguramente era cómplice- no se podía concentrar en la clase, notamos que volteaba hacia la puerta a cada rato.

De repente un grupo de compañeros de los grados superiores abrieron la puerta con gran violencia entrando de inmediato al salón de dibujo. Con grandes voces nos indicaron las “reglas del juego” los compañeros rapan a los novatos y las compañeras le pintan la ropa a las novatas. Lo sentimos –nos dijeron- pero esta es una tradición de nuestra escuela y se tienen que aguantar. Aclarando que como muestra de civilidad y comprensión de parte de las compañeras hacía las novatas, habría una tregua para que ellas se cambiaran la ropa y de esta manera evitar dañar la ropa que traían puesta.

La novatada, era un jaleo increíble, con conatos de pleito, gritos, angustia, agresión y toda la cosa. Conforme pasaban los minutos, se iban olvidando las reglas y aquello se convertía en una batalla  de todos contra todos. Como siempre, no faltaba a quien se le ocurriera usar agua ya sea para defenderse o atacar y bueno ya se imaginaran… como quedábamos todos. Recuerdo –todavía con mucha risa- que en la batalla algunos perdieron hasta los zapatos.

Hay que hacer notar que si te descubrían como espectador te iba muy mal. Recuerdo que a uno que descubrieron fue a Florencio Salazar, quien se  escondió entre los tinacos de los condominios de están al lado, después de lo cual, lo atraparon para raparlo y pintarlo. Por lo mismo, aquellos que se habían “salvado” ya habían puesto pies en polvorosa y no se aparecieron en la escuela hasta varios días después.

Cooperación

Después de terminada la novatada, los novatos eran llevados –casi, encadenados- a la avenida de las granjas a pedir dinero, a los automovilistas que circulaban por esa vía. Ya se podrán imaginar el espectáculo, por demás pintoresco, los novatos medio rapados, pintados y mojados y las novatas pintadas y mojadas. Lo increíble de esta situación es la gran camaradería que nació entre nosotros cuando pedíamos dinero y nos reíamos unos de otros.

Fiesta

El dinero reunido se guardaba para pagar parte de la fiesta de bienvenida la cual se realizaba unos días después de la novatada-cooperación. Probablemente, sea una exageración de mi parte, pero durante esta fiesta, nos sentíamos parte de una gran familia. En el ambiente se podía sentir que todos teníamos un objetivo común – el cual podría ser definido como: divertirnos y olvidarnos de nuestras diferencias, aunque fuera por un rato-. Este ambiente lograba que nos comportáramos con la  tolerancia y  comprensión de una reconciliación. Fue allí donde escuche por primera vez la frase “perdono, pero no olvido”, la cual fue dicha por uno de los novatos después de mostrar que sus “heridas” resultado de la batalla todavía no sanaban.

Estas bienvenidas se repitieron tres veces más, solo que con cambio de rol, de victima a victimario.

Para finalizar les puedo asegurar que esas fiestas de bienvenida en la ENaMaCTI me dieron una gran lección de vida. Al mostrarme que los objetivos comunes de un grupo se deben anteponer a los conflictos interpersonales de sus integrantes –al menos mientras dura un evento-. Desde luego esta es una solución, que a mí, me ha ayudado mucho, cuando he estado al frente de los grupos con los que he trabajado, como son: alumnos de secundaria, preparatoria y universidad, así como obreros, empleados y ejecutivos.

Espero que esta nota les haga revivir, a todos los egresados de nuestra querida ENaMaCTI, aquellos buenos momentos que se vivieron en las fiestas de bienvenida. 

8 de octubre de 2013

Dulces Recuerdos


Por: Alberto Muciño Camacho

Antes de iniciar, me gustaría felicitarte por el blog de nuestra inolvidable ENaMaCTI. Gracias a esto encontré a Alberto Alvarado Moctezuma, uno de los compañeros más entrañables de aquellos años. Resulta que estaba yo curioseando en Google y al teclear mi nombre completo, apareció una foto de los años 60 y un artículo acerca de mi persona - el cual agradezco enormemente-. Al terminar de leer el artículo, se desataron en mí una cantidad increíble de emociones y recuerdos de aquella época que como bien mencionas es mágica.

Dulces recuerdos de la institución que me formo como profesor de electrónica, aunque solo trabaje 7 años, disfrute enormemente de la satisfacción de capacitar adolescentes en el manejo y practica de los conceptos de la electrónica. Durante esos años también estudie ingeniería y al terminar, comencé a trabajar en el área de sistemas de información. Actualmente estoy recién jubilado, después de laborar 33 años en esa área. Que ahora es conocida como Tecnología de la Información.

Me gustaría mencionar que la docencia ha sido la gran compañera de mi vida. He dado de clases de informática en varias preparatorias y universidades, como complemento de mi vida profesional. Y en las empresas he capacitado a todo tipo de usuarios de los sistemas de información ya sea de manera presencial o a distancia. 

Agregaré que he sorprendido a más de una persona por los métodos y técnicas de enseñanza que he aplicado durante esta actividad. Huelga decir que eso, orgullosamente, lo aprendí en nuestra querida ENaMaCTI bajo la guía del grupo de excelentes profesores que formo a la generación 69-73.  

Agradeciendo de antemano tu atención quedo de ti,
Alberto Muciño Camacho

6 de octubre de 2013

Mi Memoria dice

Por : Profr. Arturo Ríos L.

En el año 1951, por diferentes circunstancias, iniciaba apenas mis estudios de secundaria, estaba a punto de cumplir los 21 años. Desde el año 49 hice amistad con personas del medio periodístico de la ciudad de Puebla, mi ciudad natal, debido a que desde entonces me gustó escribir. Mis pininos periodísticos los hice a instancias de dos inolvidables amigos que al conocer mis ideas que yo publicaba en una hojita dominical, y tener largas pláticas de café con ellos, me motivaron  a escribir para el Sol de Puebla, mas como no era conocido, ellos publicaban mis artículos a su nombre, ellos fueron Montero Ponce y El Capi, de este último nunca supe su nombre. Mi hojita semanal contenía comentarios críticos de acciones gubernamentales de la localidad, una columna de Teoría Política unas veces de Marx, otras del idealista Hegel o, del economista Adam Smith. El gusanillo periodístico me había infectado. Mi hojita Intermetzo se hizo popular, nadie en la Angelópolis se había atrevido a difundir ideas parecidas. Advierto que yo no tenía ni idea que hacerlo en ese tiempo, era muy arriesgado.
Con los antecedentes dichos, ahora recuerdo que mis queridísimos amigos “El Capi” y Montero Ponce, éste muy joven, publicaron con sus nombres uno que otro de mis artículos. Por hacerlo, ahora me arrepiento, “El Capi” ya muy mayor, gran amigo del dios Baco, se dejó chantajear al ofrecerle 25 pesos para que publicara a su nombre un artículo que intitulé ¿Por qué Carlos Betancurt y ahora Rafael Ávila Camacho? La publicación le costó 8 días de cárcel y la pérdida de su trabajo en el Sol de Puebla.
Extracto de mi autobiografía

MIS PRIMEROS CONTACTOS CON EL MAGISTERIO

Por: Profr. Arturo Ríos L.
Nunca he sido periodista, pero el gusanillo del mismo, anidó en mí para quedarse. En un principio editaba únicamente una hojita tamaño carta a la que llamé “Intermetzo” y la repartía al finalizar las funciones de cine los días domingo. Mi amistad con algunos periodistas profesionales de Puebla, mi ciudad natal, me permitió conocer y discutir detalles del movimiento magisterial de la ciudad de México en el año 1956, tal vez por mi juventud, tenía ideas semejantes a las del también joven, profesor Othón Salazar y del profesor Encarnación Pérez Rivero, maestros de primaria que se habían distinguido como líderes estudiantiles, respectivamente, de la Escuela Nacional de Maestros y de la Normal Superior. Eran conocidos por sus manifiestas tendencias ideológicas que gobierno y pueblo llamaban comunistas.
Mi interés en el movimiento se inició en julio de 1956 al enterarme que los líderes sindicales –oficiales- de la sección IX del D.F, acordaron con las autoridades educativas; aceptaban un aumento salarial del 14% en lugar del 30% que inicialmente pidieron. Estaba próxima la fecha del Congreso Magisterial en el que se elegiría el nuevo dirigente sindical de la sección IX: Othón Salazar y Pérez Rivero inconformes con los arreglos citados, continuaron demandando el 30% y al mismo tiempo, Othón se movilizó para ser electo. El Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato formado por los profesores Enrique Olivares Santana, Bernardo Porta y Pérez Peña y, Raúl Bolaños demoró la verificación del Congreso, por lo que Othón se posicionó y resultó electo. Las  autoridades de la Secretaría del Trabajo desconocieron la legitimidad de la elección. Othón formó entonces una organización sindical independiente, a principios del año 1957, que llamó Movimiento Revolucionario Magisterial.
En mis inquietudes periodísticas publiqué en la hojita dominical “Intermetzo”, algunos detalles omitidos por la información oficial, lo que me valió ser llamado por primera vez a presentarme en la Secretaría de Gobernación de Puebla. 
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